CIUDAD DE MÉXICO, 13 de diciembre.- Persiste en el ambiente la idea de que este 21 de diciembre, el mundo se va a acabar.
Es errónea --según coinciden los arqueólogos expertos en el mundo maya-- y prácticamente histérica la interpretación del calendario de este pueblo prehispánico que sitúa el 21 de diciembre de 2012 como el fin de los tiempos.
En esa fecha, dicen los agoreros, ocurrirá una importante transformación del orden mundial, una especie de cataclismo cósmico provocado por algo que puede caer del cielo.
Sin embargo, los científicos están convencidos de que el 21 de diciembre es un día como otro cualquiera para prepararnos para el juicio final, tan bueno como puede ser mañana, pasado mañana, el lunes que viene o dentro de veinte años.
El diario ABC recogió las distintas causas de un apocalipsis que, con seguridad, no ocurrirá antes de Navidad.
1- El choque con el planeta Nibiru
El científico de la NASA David Morrison, experto en el sistema solar y en impactos de asteroides, acuñó hace ya unos años el término «cosmofobia» (miedo al cosmos), un tipo de angustia que a su juicio ha crecido enormemente en los últimos años por causa de los rumores sin fundamento sobre el calendario maya. Este es uno de esos temores que forman parte de la cosmofobia: ¿puede el Sol lanzarnos una llamarada que acabe con la Tierra? Los científicos han advertido en numerosas ocasiones de la necesidad de protegernos de las eyecciones de partículas del Sol, que pueden, si son fuertes y apuntan directamente a nuestro planeta, provocar serios problemas en nuestras redes de energía y comunicaciones. La propia NASA elaboró hace años un informe en el que se ponía en el peor de los casos y que suponía una catástrofe mundial. Sin embargo, ante la expectación que ha levantado este fenómeno, la agencia espacial ha desmontado una serie de mentiras extendidas popularmente. Para empezar, el Sol alcanzará su máxima actividad a finales de 2013 o a principios de 2014, no en 2012 y ni siquiera entonces tendrá la suficiente energía para enviar un latigazo de fuego desde 93 millones de millas que pueda destruir la Tierra. La agencia reconoce la necesidad de proteger el planeta de estas tormentas solares, pero también recuerda que los ciclos solares (con picos de actividad cada once años) se han producido durante milenios sin provocar daños excesivamente graves.
4- Alineación cósmica